viernes, 7 de noviembre de 2008

Sin TíTuLo


Era de color intenso, muy poco visible y con algunos baches en el camino, sus trabas eran altas, pero debiles, nadie nunca habia cruzado por ahi, ya que nunca nadie se habia atrevido, creo que yo era el primero, pero era extraño ya que se lograba reconocer el olor a polvo de huesos, el olor a desesperación, ¿era impresion mia? o estaba viendo la realidad, estaba viendo sandeces o mis ojos tenian llagas por las quemaduras, pues no! esto era lo unico que daba otra tonalidad a todo su diferente panorama, pues mil oscuridades eran vencidas, y caian con esto que mis ojos creian ver, era algo con un cuerno en su frente, pero tenia alas, pues bien yo me sentia tan poderoso como aquello se sentia, como aquello se levantaba, se exprimia, y ahora yo, tantas veces yo no podria, pues ahora si pude, pues ahora mi imagen, mi propia sombra me reclamaba, me pedia, gritaba. “Apúrate!!! demonios tienes una espada de fuego y sandalias de metal y ¿no puedes avanzar?” no era cobardia, era amor a mi miedo, era mi autoconservacion en su maxima expresion, pues aquello veia me protegio, se quito las alas y me las dio como escudos y peleo junto a mi con su gran cuerno, con su gran gemido, y monte sobre su lomo emplumado suave y blanco, luego de una gran explosion, este camino lúgubre sucumbio, el olor hediondo y mortifero, lleno de veneno desaparecio, y aquel ser que me auxilio la vida se fue, despues de mucho tiempo cada lagrima mia lleva su nombre, cada sonrisa mia lleva su fuerza, su portentoso final, pues me regalo su alma envuelta en una hoja de palmera y yo le ofreci mi vida hasta la inmortalidad.

Mariano López (abuelo)