lunes, 1 de setiembre de 2008

A través del Celeste

LA fin de cada mes Giuliana una adolescente de clase media alta, que vivía en una de las zonas mas exclusivas de Santiago de Chile una de aquellas comunas que llevan nombres largos, y que las iniciales de estas llevaban muy bien puestas las letras mayúsculas; solía caminar por parques grandes de ésta ciudad cada vez mas americanizada, con ropas muy obscuras y peinado casi japonés (con medio cerquillo obstruyéndole la luz a media cara), con zapatillas negras y polera con capucha, un pantalón muy apretado y que contorneaba su delgada casi escuálida figura, solía tener entre sus manos siempre un cigarrillo, en su bolso de color morado con figuras de calaveras sacando la lengua, llevaba, cd’s de aerosmith, guns ‘n’ roses, linkin park, bon jovi, led zepellin, esos grupos rockeros que hacían una extremada melodía hermosa, acompañados siempre de unos dos o tres libros de cualquier autor comunista latinoamericano - jamás gusto de otro tipo de lectura- caminaba ella siempre con el pecho muy erguida, los pasos firmes y sin temblar las piernas, no siempre a pesar de que por su extremado maquillaje parco y lúgubre se ganaba miradas de desprecio y otras veces de asombro de la gente, a veces con un poco de intriga, pero muy pocas veces algún muchacho huaso la miraba con ojos de atracción o peor aún con ojos de amor, ella sólo buscaba que llegar a su lugar de estudios en donde su camaradería le haría la corte a todo lado de complicidad, aquel lugar en donde se encontraría con muchachos y muchachas que vestían y hablaban igual a ella, muchachos que tenían conductas extrañas que miraban el mundo y veían la vida tal y como ella la veía siempre con mesura nunca con ganas de sobresalir o acaparar lo primero que le entraba por los ojos, siempre libertad nunca con ganas de hacerle caso a la voz autoritaria de alguien mas grande que ella o ellos, siempre pensando en el mañana de hoy, nunca en el mañana de su futuro, algunas veces sacaba de su bolso botellas de un trago muy extraño, que tenia alcohol, que era de un color amarillo y al ingerirlo hacía arder la garganta de una manera un poco traumática, la joven que parecía siempre andar sin ningún punto fijo en la mirada, ya que nunca sonreía casi, se ponía de rodillas y hablaba con sus amigas, se sentaba en el verde gras de su facultad y hablaba del ultimo chico al cual le había dicho que no, o del ultimo chico al cual había probado sus labios, con mas exactitud su lengua, o el último muchacho que con suerte y sin ninguna facilidad le había regalado una rosa sin color, del último muchacho con el que había compartido una sala de biblioteca, o con el ultimo muchacho con el que en fiestas patrias había salido a comer empanadas y tomar vino por las calles mediterráneas del país del sur de Sudamérica, nunca hablaba de su familia, nunca hablaba de mas de su vida personal tan solo respondía si o no cuando alguien le preguntaba ¿tienes novio?, o ¿te gusta aquel muchacho?, ¿has pensado en terminar tu profesión?; jamás se inmutaba si veía a alguien que le arruino la vida en su pasado, tal vez por que nunca sentía o sintió rencor, cólera o molestia; yo juro que jamás hubiera podido hablarle a pesar de que estaba enamorado de ella, nunca me le acerque y es que ella era mayor que yo por una buena cantidad de años, casi unos diez y es que ella tenia diecinueve años, era la muchacha que vivía al lado de mi casa en la comuna de Las Condes, una muchacha hermosa de ojos celestes, cabello casi rubio, pero que nunca sonreía con facilidad, lastima sus ojos siempre pedían eso, la semana pasada me la tope en el tren, que me transporta a la universidad y ahí la vi, tan cambiada, tan radical, había cambiado los pantalones apretados por los elegantes, el maquillaje lúgubre por el natural, los labios rojos por los labios negros y la ropa oscura por la ropa de oficina, las carteras de calavera por las de cuero y apuntando en su agenda las cosas que hoy día en la oficina de una de las empresas mas importantes de Chile tiene que asesorar como gerente ejecutiva, yo un simple estudiante de filosofía la volví a ver con ojos de amor y con el morbo de saber que fue de su vida hoy ella tiene veintinueve años, dentro de un mes cumple los treinta yo apenas con diecinueve me senté a su costado y le dije - hola - ella me miró con su mirada celeste y me dijo - hola - gracias al cielo me reconoció conversamos demasiado y la invité a salir hoy en la noche; ella se mudo a la comuna aledaña a la mía, salí con ella fuimos al cine a ver una de esas películas en cartelera nuevas de cine independiente francés, fuimos a cenar a un restaurante italiano y yo haciendo lujo del BMW de mi padre de color champagne me estacioné en un parque en el que no había mucha actividad, con música suave conversamos hasta las dos de la mañana la bese y me beso luego, no se que fue lo que paso solo recuerdo que llegamos cada uno a su casa a las 8 de la mañana casi justo para volver a tomar el tren, en la estación subterránea. Hoy quise contar esta historia por que no lo se, solamente quise compartir algo de mi en una hoja, apuntada con un bolígrafo azul que ya casi se me acaba, como se me acaba la imaginación.

Mariano López... (abuelo)